Hay días en los que preferiría quedarme en la cama,
Retenerte a mi lado,
Y dedicarme a contar con calma cada uno de los lunares de tu cuerpo,
Igual que un astrónomo que se enamora del firmamento.
Quedarnos enredados entre las sábanas
A contemplar cómo sucede la vida en otra franja horaria,
Acomodarnos a nuestro tiempo,
Y en ese espacio, pensar que en tus puntos cardinales,
Tal vez si este la vida que soñaba.
Y entre estas mismas telas, a veces salvajes, a veces cómicas o más bien cósmicas
Entregar sorpresas transparentes, siempre, de nuevo.
En tus constelaciones pintar mis despertares
Grabar en tu cuerpo todo; lo tuyo, lo mío, lo nuestro.
Hoy estás junto a mí y se vuelve eterna la noche
En la vía láctea caminan sueños, en la inmensidad de mis realidades
Me esperas con la luz encendida bajo las sábanas,
Aunque hablando de dormir, solo encontramos despertares.
Y ansiar en tal desierto, ya lánguida, ya fuerte,
oasis donde salten aguas de vida eterna.
Caminemos entre las pléyades, juguémosle carreras apostando la razón.
Montados en los cuernos de Aries donde el verano se hace canción.
Muy probablemente hacia el otoño se apague mi constelación
Cuando escorpio me inyecte su veneno
Heredando el abandono de este amor
Para el invierno espero que la cruz del sur me lleve hasta tu casa
Y con el cielo claro de orión, el arquero me preste sus flechas,
Para robarme de nuevo tu mirada y que con las manos en nuestras espaldas
Al olvido no le demos razón.