Hay personas que con el simple hecho de llegar a nuestras vidas, la llenan de luz y de cambios maravillosos.
Gracias por verme a los ojos y alegrarse cuando nos encontramos, gracias por compartir mis lágrimas, por comprender mis debilidades y por tener el valor de corregirme de forma amable. Gracias por sus palabras sinceras y por expresar lo que siente su corazón y más aún gracias por las risas y las bromas.
Pero sobre todo gracias porque saben llorar con los que lloran y por tener una voluntad generosa que ayuda a quienes lo necesitan. Gracias por acudir hace tiempo al llamado de un pueblo necesitado, o simplemente por llegar de cualquier forma incierta, inexplicable, maravillosa.
Y sin más qué decirles, porque poco pueden hacer las palabras por darle vida a lo que siento por ustedes, solo me queda darles gracias por su sencillo coraje de quererme, diría Benedetti.
Feliz 2013, que esté lleno de amor, de salud, de alegría y de mucha, muchísima más amistad.